Los grupos automovilísticos PSA y General Motors (GM) han suspendido la negociación para fusionar sus marcas europeas, Peugeot-Citroën y Opel, según informa la agencia Reuters. Detrás de esta decisión, que supondría una nueva vuelta de tuerca a la alianza global consolidada en febrero de este año entre el consorcio francés y la multinacional norteamericana (el mayor constructor de coches del mundo), estaría el rescate del Gobierno de François Hollande al brazo financiero de PSA, Banque PSA.
Según Reuters, las condiciones del rescate financiero (el Elíseo aporta 7.000 millones de euros en avales) implican que no haya más destrucción de empleos en las plantas francesas de PSA, lo que impediría un acuerdo rápido entre ambos grupos, ya que sería “políticamente imposible que todos los recortes de empleo se produzcan del lado alemán”. En este sentido, la misma fuente precisa que las negociaciones en esta dirección no se retomarían al menos hasta 2014, cuando acaba la participación del Estado francés en PSA.
Con independencia de la fusión de las marcas, PSA y GM siguen adelante con sus proyectos de tener una central de compras conjunta (para generar sinergias y economías de escala que les permita ahorrar en costes) y desarrollar cuatro nuevas plataformas de vehículos: una para grandes monovolúmenes de Opel y Peugeot; otra para pequeños monovolúmenes de Citroën, Peugeot y Opel; una tercera para utilitarios urbanos ecológicos y la cuarta, para las grandes berlinas.